martes, 10 de noviembre de 2009

La Trata de Esclavos

La introducción de negros bozales ( Esto es, recién venidos del África, sin saber la lengua castellana y en su mayoría careciendo de evangelización alguna ) en la América Virreinal fue función del sistema agricultor de plantación. Ello explica que la demanda conjunta iberoamericana ( Los Virreinatos de la Nueva España y la Nueva Castilla y el Brasil ) absorbiera, durante la segunda mitad del XIX, sólo el 40 % de los esclavos transportados hasta la América por los buques negreros; de este porcentaje, apenas una cuarta parte bastaría para cubrir las necesidades de las imperiales tierras hispánicas. La especialización del sur de los Estados Unidos de la América del Norte, y de las colonias británicas, gabachas y holandesas, en la agricultura esclavista de exportación, justificarían un predominio ya consolidado en la etapa anterior.

Aun aceptando que las cifras de Curtin pueden minimizar las introducciones de negros bozales ( Se llamaba así al negro recién vendido por sus padres y extraídos por mercaderes europeos, árabes o hebreos; y para nuestro caso, carente de evangelización y sin conocimiento de la lengua castellana ) en la América Virreinal ( Los recuentos de J. M. Fradera y Pablo Tornero arrojan para Cuba un saldo de más de 200.000, entre el 1790 y el 1810, frente a los 185,5 estimados para la América Virreinal entre el 1791 y el 1819 ), el flujo de hombres transportados desde África por los mecanismos de la trata doblaría, como mínimo, al de aquellos otros que llegaron voluntariamente de la metrópoli.

Hasta el 1789, año en que se autorizó el “ comercio libre “ de africanos, la provisión regular de las colonias se realizó a través de contratos de asiento, en pro de los cuales, y a cambio de una prestación pecuniaria, uno o varios comerciantes obtenían licencia para introducir, en determinada región americana, una cantidad de negros bozales, fijada de antemano. El asentista gozaba, durante el tiempo pactado en la contrata, del monopolio de provisión en el área de su concesión. Durante el siglo XVII, los grandes contratos de asiento, con intervención directa del rey, alternaron con las avenencias o acuerdos de menor envergardura con particulares, pactados por la Casa de la Contratación.

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